El estudio de musarañas fósiles y actuales arroja luz sobre la coloración roja en su esmalte dental

El trabajo determina que el color rojo es consecuencia de los compuestos de hierro que las musarañas tienen en sus dientes.

Los resultados del estudio realizado por la Dra. Raquel Moya, del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA), sugieren que su función principal podría ser endurecer el esmalte dental, permitiéndoles morder alimento y otras sustancias de alta dureza.

Raquel MOya en el laboratorio de paleontología. Fotografía facilitada por Raquel Moya.

Un considerable número de especies de musarañas, tanto actuales como fósiles, presentan una coloración roja en su esmalte dental. Hasta el momento, no se conocía exactamente el motivo de esta coloración, muy distinta a la de otros mamíferos. Por ejemplo, los roedores tienen los dientes amarillos, debido al mineral de hierro que tienen en ellos.

La tesis doctoral de Raquel Moya Costa, investigadora del grupo Aragosaurus busca avanzar en el conocimiento que hay sobre los sorícidos, más comúnmente conocidos como musarañas, tanto actuales como fósiles. Comenzó poniendo el foco en los ejemplares de los yacimientos de Atapuerca, que tienen una coloración de un rojo muy oscuro en las puntas de sus dientes, para saber por qué lo tienen y para qué les sirve.

Los resultados de este estudio muestran que el color rojo es consecuencia de los compuestos de hierro que las musarañas tienen en sus dientes. Sugieren que su función principal podría ser endurecer el esmalte dental, permitiéndoles morder alimento y otras sustancias de alta dureza. Los sorícidos tienen un metabolismo muy acelerado, necesitan alimentarse constantemente. Están continuamente comiendo lombrices, escarabajos, animales con caparazón duro e invertebrados sobre todo, por lo que sus dientes están sometidos a altos niveles de estrés mecánico. Estos compuestos de hierro serían no solo un refuerzo y una protección contra la rotura y el desgaste de los dientes, sino también podrían darle resistencia contra los ácidos, lo que les permite una mejor conservación de su dentición.

La investigadora ha precisado más sobre la incorporación del hierro en el esmalte: se da de forma diferente en los distintos géneros de musarañas, pudiendo responder a diferentes funciones en cada especie.

Imagen extraída de la Tesis Doctoral de Raquel Moya. Fotografía facilitada por Raquel Moya.

El estudio incluye también una reconstrucción paleoambiental de un tramo del yacimiento de Gran Dolina en Atapuerca. Las reconstrucciones paleoambientales permiten identificar el clima y las condiciones del territorio en determinados tiempos geológicos, a través del estudio de las asociaciones de especies de micromamíferos, como ocurre en este caso, aunque también pueden estudiarse otros indicadores. Por ejemplo, puede determinarse que en una zona había un ambiente acuático si los restos que se depositaron en ese tiempo concreto son de animales como la rata de agua, musarañas acuáticas etc. Se entiende que el ambiente del entorno era propicio para esas especies. Si, por ejemplo, por encima de esa zona o nivel, hay otro con restos de conejos, ratones o topillos de zonas más secas, indica que el ambiente se aridificó. Así, puede estudiarse cómo ha ido cambiando el medio ambiente en una zona o el clima si se compara con más zonas.

De esta reconstrucción, puede concluirse que en la transición del Pleistoceno Inferior (2,5-1,8 millones de años) al Pleistoceno Medio (0,7-0,1 millones de años) hay una aridificación del medio. Antes había prados más húmedos y más zonas de agua. Este proceso de aridificación propicia la desaparición de muchas especies típicas del Pleistoceno inferior, entre las que se encuentran dos especies de musarañas gigantes. “Al analizar qué ocurre en los cambios climáticos del pasado observamos que la biodiversidad disminuye. Tenemos que tener esto en cuenta para predecir lo que ocurrirá en el cambio climático actual, aunque ya podemos ver algunos efectos”, añade la investigadora.

La investigadora en la zona de lavado de los yacimientos de Atapuerca. Fotografía facilitada por Raquel Moya.

El trabajo de campo ha sido llevado a cabo en los yacimientos de Atapuerca, durante las campañas 2014-2018. Para los estudios del hierro ha sido necesario el uso de diferentes microscopios electrónicos y técnicas de nanotecnología. Este estudio ha contado con la colaboración de los Servicios de Apoyo a la Investigación de la Universidad de Zaragoza (SAI), Laboratorio de Microscopías avanzadas (LMA), el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) y el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE).

Reconstrucción en 3 dimensiones del cráneo de musaraña. Animación facilitada por Raquel Moya.

Además, la tesis doctoral presenta reconstrucciones en 3D de los cráneos de las musarañas, que aparecían siempre fragmentados o desarticulados. Raquel Moya Costa ha desarrollado un método para realizar reconstrucciones de los cráneos a partir de fragmentos de diferentes individuos, aplicable también a más especies animales. Este método combina técnicas de reconstrucción utilizadas en paleontología con modelado 3D, más utilizado en el arte y el diseño. Este método es accesible también para un público no especializado en el uso del 3D, de uso libre y disponible en este artículo de PLOS ONE, que ya cuenta con más de 350 descargas.