Toneladas de sedimentos son procesados cada campaña en busca de microfósiles para la reconstrucción paleoambiental y paleoclimática del pasado.
Las instalaciones de lavado, secado y triado de sedimentos están ubicadas a orillas del río Arlanzón, en Ibeas de Juarros (Burgos).
El equipo de 22 personas, dirigido por la Dra. Gloria Cuenca, paleontóloga del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA), ha finalizado el trabajo de lavado y tamizado de sedimentos excavados en los Yacimientos de Atapuerca. Unas 20 toneladas son procesadas cada campaña, que abarca desde mediados de junio hasta finales de julio.
Durante 45 días, doctores, investigadores, doctorandos y estudiantes acuden a Atapuerca para excavar distribuidos en distintos puntos de trabajo: Yacimientos de Trinchera del Ferrocarril (Sima del Elefante, Galería y Gran Dolina), Yacimientos de Cueva Mayor, Yacimiento de Cueva del Mirador y la Instalación de lavado, secado y triado de sedimento. El equipo dirigido por Gloria Cuenca trabaja en este último punto ubicado junto al río Arlanzón, en Ibeas de Juarros (Burgos).
Los sedimentos, algunos depositados hace más de un millón de años, son procesados mediante la técnica de secado-lavado-tamizado. Con esta técnica primero el sedimento se seca completamente para poder disgregarlo en un baño de agua. Luego se tamiza con ayuda de agua a presión bombeada por un motor hacia los tamices (el inferior de luz de malla de 0,5 mm) mediante 18 mangueras instaladas en un andamio levantado directamente a orillas del río.
El procesar toneladas de sedimento tiene por objeto concentrar los fósiles de pequeño tamaño (microfósiles), imposibles de excavar, separar y manipular a simple vista. Muchos de estos fósiles tienen menos de un milímetro y serán estudiados posteriormente con microscopio en el laboratorio. Un segundo objetivo es el de obtener muestras estadísticamente fiables, al obtener así varios individuos de cada especie y una mayor probabilidad de tener representadas a la mayoría de las especies presentes en el ecosistema del pasado que pretendemos reconstruir.
Estos trabajos de lavado de sedimentos se llevan realizando, cada mes de julio, desde el año 1991. Sin embargo las excavaciones no podrían prolongarse más de un mes y medio por campaña ya que el resto del año es necesario para procesar y analizar todo el material extraído en la excavación.
En el río se investiga sobre la paleontología de los fósiles de pequeños vertebrados (microvertebrados, o microfauna), como los roedores, musarañas, murciélagos, aves, anfibios, reptiles, peces… Los microfósiles sirven para datar los yacimientos de Atapuerca y reconstruir el paisaje y el clima en el que vivieron los seres humanos que habitaron en sus cuevas.
Los roedores fósiles son la mejor herramienta para datar los yacimientos por bioestratigrafía: por el principio de superposición de los estratos y de su contenido fósil, podemos conocer el orden de la sucesión de las asociaciones de la fauna de roedores en una secuencia estratigráfica. Una de las principales características de este orden de mamíferos es que evolucionan a gran velocidad, y esta evolución es observable durante el Cuaternario.
Además, como los micromamíferos son la base de la dieta en la cadena trófica de muchos predadores como las rapaces nocturnas, pequeños mamíferos carnívoros e incluso humanos, el estudio de las acumulaciones de estos pequeños animales es una fuente de datos que sirven para, por ejemplo:
- Conocer las preferencias dietéticas de predadores como búhos reales, lechuzas, cárabos, águilas, y otras aves rapaces así como zorros, gatos, garduñas, ginetas, y otros pequeños carnívoros.
- Conocer cómo evolucionaron estas preferencias dietéticas durante el Cuaternario.
- Conocer cómo evolucionan las asociaciones de microvertebrados en los yacimientos paleontológicos y/o arqueológicos del Pleistoceno-Holoceno consiguiendo así un registro climático y paleoambiental en hueso, de los últimos 2,6 millones de años (desde el Cuaternario hasta la actualidad)
- Estudiar la pérdida de biodiversidad a partir del estudio tanto de los taxones como de su ADN y usar la información para predecir los cambios de diversidad en el pasado, acciones de protección de especies en peligro de extinción y control de otras que se están expandiendo a costa de la pérdida de las que desaparecen…
- Conocer la paleobiología de especies de mamíferos extinguidas que sobrevivieron hasta hace unos pocos miles de años.
- Conocer cómo responden las especies a los cambios climáticos, cómo especies que aparentemente ocupan nichos similares, se comportan de distinto modo ante los máximos glaciares.
Además del estudio de las asociaciones y la distribución taxonómica de los micromamíferos fósiles se empieza a conocer su valor a partir del análisis de isótopos estables en dientes y huesos de roedores, para hacer reconstrucciones paleoambientales.
Desde 1978, el Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) lleva a cabo excavaciones arqueopaleontológicas sistemáticas en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. El EIA, integrado por más de 150 investigadores multidisciplinares, está dirigido por los doctores Juan Luis Arsuaga, José M. Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell.
Entre los distintos centros de investigación a nivel nacional que integran el proyecto Atapuerca, se encuentra la Universidad de Zaragoza, en concreto el equipo de Microfauna liderado por la Dra. Gloria Cuenca Bescós, perteneciente al grupo de investigación Aragosaurus adscrito al IUCA. Su equipo trabaja sobre las siguientes líneas de investigación: estudio paleontológico de los pequeños vertebrados del Pleistoceno y Holoceno de Atapuerca; sistemática, evolución, eventos de aparición y desaparición -bioestratigrafía-; paleoecología y reconstrucciones paleoambientales y paleoclimáticas basadas en la evolución de las asociaciones de los pequeños vertebrados; paleobiogeografía y tafonomía de pequeños vertebrados.